Muchacho con un cesto de frutas es un cuadro de Caravaggio datado en 1593, que se exhibe en la Galería Borghese de Roma.
El cuadro muestra a un joven sosteniendo un cesto de frutas, en medio de un panorama tenebrista y desolado.
Caravaggio es definido universalmente como el maestro del Naturalismo tenebrista. Este estilo se denomina así por la acusada
perfección en la plasmación de la realidad, tanto en sus aspectos bellos como en los más deformes, y por el empleo de una
iluminación completamente artificial y muy contrastada, lo que produce espacios en sombra total junto a áreas claras y casi planas.
El cuadro ofrece algo que podría tomarse como una instantánea fotográfica, dado el realismo y la espontaneidad del modelo. Éste
sería un joven muy apuesto y con una expresión provocadora y sensual. La boca carnosa y entreabierta se acompaña de unos
cabellos negros y ensortijados, además de unos ojos negros y aterciopelados.
La armonía del rostro y los hombros torneados se corresponden con la exuberancia suave y colorida del cesto de frutas que el
muchacho ofrece. La sensualidad de las frutas parece anticipar la del propio personaje, que ha desatado todo tipo de
especulaciones acerca de las inclinaciones del pintor.
Lejos de esas hueras discusiones, se ha de alabar del artista su habilidad a la hora de retratar la aspereza del cesto, el
blanco sucio de la camisa, la piel suavísima del joven... características que le convierten en maestro de un naturalismo que va más
allá de la propia realidad, algo que aprendió de su estilo un pintor como Zurbarán.
Fuente: ArteHistoria
Michelangelo Merisi da Caravaggio (Milán, 29 de septiembre de 1571-Porto Ércole, 18 de julio de 1610) fue un pintor italiano activo en Roma, Nápoles, Malta y Sicilia entre los años de 1593 y 1610. Es considerado como el primer gran exponente de la pintura del Barroco.
Caravaggio nació en Milán, donde su padre, Fermo Merisi, trabajaba como administrador y arquitecto decorador del Marqués de Caravaggio, ciudad de la que más tarde tomaría el nombre. Su madre Lucía Aratori provenía de una familia adinerada del mismo lugar. En 1576 la familia se mudó a Caravaggio debido a la peste que azotó Milán. El padre de Caravaggio falleció en 1577. La cercanía con las familias Colonna y Sforza, ayudaron más tarde a Caravaggio en su carrera. En 1584 entró a trabajar como aprendiz del pintor lombardo Simone Peterzano, quien fue descrito en el contrato como pupilo de Tiziano. Tras concluir su aprendizaje comenzó a moverse en el circuito Milán-Caravaggio, y probablemente visitó Venecia, donde debió conocer las obras de Giorgione, (las que Caravaggio fue acusado de copiar) y de Tiziano. Su familia le mostró el patrimonio artístico y cultural de Milán, su ciudad natal, donde tuvo la oportunidad de conocer la obra La última cena de Leonardo da Vinci. El arte milanés, era, en sus propias palabras «un estilo en el que valoraba "la simplicidad y la atención al detalle naturalista", y que estaba más próximo al naturalismo de Alemania que a la formalidad y la grandeza del manierismo romano».
Caravaggio «colocó la oscuridad (sombras) en el claroscuro». El claroscuro llegó a escena mucho antes del arribo de Caravaggio a la pintura, pero fue éste quien le dio la técnica definitiva, oscureciendo las sombras y transformando el objeto en un eje de la luz, cada vez más penetrante. Con este tipo de pintura, los artistas comenzaron a plasmar el físico y la psicología de los personajes de una forma cada vez más real y aguda. Esto le ocasionó varios problemas por su forma de interpretar algunos trabajos religiosos que eran requeridos en encargos. Caracterizado por su rapidez para ejecutar obras marcando las líneas básicas directamente sobre el lienzo con el extremo del mango del pincel, Caravaggio pronto se convirtió en un anatema para los ortodoxos, pues se negaba a idealizar las figuras y tampoco hacía bocetos ni dibujos preparatorios. Pero los modelos son parte esencial de su trabajo, Caravaggio emplea a dos que a la postre serán pintores, pero siempre a la sombra de su maestro. Ellos fueron Mario Minniti y Francesco Boneri. Al primero le usó para sus figuras de carácter secular, el segundo fue su inspiración para realizar obras religiosas, como David con la cabeza de Goliat y varias representaciones de ángeles.
Las figuras femeninas aparecen en menor medida, pero con una presencia sorprendente. Ejemplos son Fillide Melandron, Anna Bianchini y Maddalena Antognetti («Lena» y testigo en el famoso «caso alcachofa»), quien muchas veces es nombrada como concubina del pintor. Otras modelos son algunas prostitutas, quienes posaban para figuras de vírgenes o santas, algo muy criticado en Caravaggio. Caravaggio se autorretrató de una manera sutil y poco perceptible en varias de sus obras. Uno de los más evidentes casos es El entierro de Santa Lucía, donde aparece en el extremo derecho. Destaca en este período El prendimiento de Cristo, donde la aplicación del claroscuro va más allá de las caras y las armaduras, a pesar de la evidente falta de luz. El personaje de la extrema derecha es, evidentemente, un autorretrato.
Caravaggio tuvo una notable habilidad para expresar en determinadas escenas de insuperable viveza la llegada de un momento crucial. En Los discípulos de Emaús, expresa el momento en que Cristo, haciéndose pasar por un viajero, se reúne con sus discípulos para compartir su alegría. El cuadro se centra en los ojos de Jesús, puesto que no perciben sus seguidores la verdad. Al final, se descubre que Él es el Salvador resucitado, con lo que Caravaggio logró su más grande acierto en materia de pintura sacra. La vocación de San Mateo, plasma el momento en que Cristo llama a Leví, cobrador de impuestos, quien hace un gesto similar a «¿quién, yo?». Pero a la vez, sus ojos señalan a Jesús diciendo: «Sí, te seguiré». Con La resurrección de Lázaro, el cuerpo del muerto está aún putrefacto, pero al sentir la mano del Mesías, la vida vuelve a su ser.
Fuente: Wikipedia